Su nombre proviene de la palabra cingalesa “turamali”, que significa “mezcla de piedras de color”, ya que la turmalina por los colores que puede presentar, frecuentemente se confundía con otras piedras.
La turmalina es una de las gemas más populares entre los coleccionistas ya que no es muy cara y presenta una gran variedad de colores.
En joyería, muy apreciada, tanto por los joyeros como por sus clientes, el oro hace que la turmalina se realce y luzca muy por encima de su valor monetario.
Esta gema aporta serenidad, calma y a la vez desbloquea tensiones.
Da lucidez, capacidad de concentración e independencia.
Gran capacidad de expresar las ideas de forma armónica. También nos impulsa a materializar nuestros objetivos.
Para terminar, para mí la parte más importante: es como una madre cuando nos aconseja y nos da motivación, alegría, ganas de vivir y que escuchemos nuestra voz interior.